Castillo de Galve de Sorbe
El castillo de Galve de Sorbe es sin duda uno de los más interesantes fortines de la provincia de Guadalajara. Elevado en lo alto de un perfecto cerro al norte de la villa, hoy muy restaurado y en cierto modo adulterado de su primitivo aspecto. Se levantó sobre uno anterior de origen andalusí, que defendía la frontera del Califato de Córdoba con el Reino de Castilla. Con la conquista castellana de la Extremadura castellana, en el siglo XI Galve pasó a ser parte de la comunidad de villa y tierra de Atienza.
El actual castillo de Galve de Sorbe es obra de la segunda mitad del siglo XV, y aunque hubo antes otro castillo, del que fue propietario cien años antes el infante don Juan Manuel, la actual estructura se debe a los Estúñigas, señores de Galve desde entonces.
En el siglo XIII el Común pasó a manos del infante Don Juan Manuel que reedificó el viejo y destruido castillo de la localidad. Tras los enfrentamientos del infante con el rey Alfonso VIII de Castilla, este le perdonó a cambio de ciertas concesiones, entre ellas el derribo del castillo de Galve, que se llevó a cabo. La población pasó a su muerte a la corona.
La Edad Media
En 1354 Pedro I concede Galve a Íñigo López de Orozco como señorío como premio por sus servicios. En 1367, tras el asesinato de Íñigo López a manos del rey, su hija Mencía de Orozco vendió el señorío a partes iguales a su pariente Diego López de Estúñiga y a Diego Hurtado de Mendoza, aunque en 1405 pasó su totalidad a manos de Diego López tras la muerte de Diego Hurtado. Sería ya en 1468 Diego López de Zúñiga, nieto, primer conde de Miranda de Duero, quien ordenó construir un nuevo castillo palaciego en Galve para residencia personal.
La Edad Moderna
En 1543 Francisco de Zúñiga Avellaneda y Enríquez, tercer conde de Miranda de Duero, vendió Galve y su castillo a Ana de la Cerda, viuda de Diego Hurtado de Mendoza y Lemos, que lo cedería a si hijo Baltasar de la Cerda y Mendoza, que sería primer conde de Galve. Con el tiempo sería propiedad de los Silva y Mendoza, duques del Infantado y de Pastrana.
El siglo XVIII
En el siglo XVIII, por uniones familiares, paso a propiedad de la casa de Alba. En 1873, durante la tercera Guerra Carlista, fue destruido y quedó en absoluto abandono. Entonces los Alba lo cedieron al Estado por no querer hacerse cargo de los restos, quien lo subastó en1971.
Tiempos actuales
En esta subasta fue adquirido por Enrique Calle Donoso, propietario también de los castillos de Riba de Santiuste y de Malqueospese , quien lo reconstruyó en parte de manera arbitraria.
El nuevo propietario del castillo tras su subasta de 1971, a finales de los años 1970 realizó una serie de reformas que atentaron con la estructura primitiva del castillo. Se apuntalaron los muros exteriores y se acondicionó el interior con habitáculos para la vivienda. Se tapió la entrada principal en el muro oeste junto a la torre del homenaje.
Se reformaron algunas partes de los muros usando piedra tallada y ladrillo. Otras partes de la muralla fueron levantadas de nuevo con almenas nuevas evidentemente falsas, y el propietario quiso aumentarlas varios metros hasta que las obras fueron paradas. Desde hace veinte años el castillo se encuentra abandonado por su propietario, cayendo en una situación de ruina progresiva.
Aspecto exterior
Consta de un amplio recinto externo, de elevada muralla almenada, en la que se presentan sendas torres cuadrangulares en las esquinas, mas un cubo semicircular adosado al comedio de la cortina sur. Sobre la esquina noroeste se alza la magnífica torre del homenaje, que es de planta cuadrada, con muros de bien trabajado sillar, rompiendo sus esquinas, en lo alto, cuatro garitones puestos sobre repisas molduradas, luciendo en cada una el escudo de los Estúñigas constructores. Dicha torre se remata con un saledizo sujeto por modillones de triple moldura. El interior de la torre, ya restaurado, ofrece cinco pisos, en uno de éllos hay una magnífica chimenea de sillar y remata la última en preciosa bóveda de lo mismo.
Muros y torres
En las torres se observan todavía los escudos de la casa de Zúñiga. En la torre semicircular del muro sur hay una bóveda hemisférica con los escudos de los impulsores del nuevo castillo de Galve tallados en la pared.
La torre del homenaje destaca sobre las demás y se sitúa al norte del recinto, colocada de manera tangencial al muro del recinto. Escuadrada, con diez metros por cada lado, y tiene cinco plantas repartidas en veinte metros de altura. Está coronada por un saledizo sujetado por modillones de triple moldura.
El interior
En su interior, en su piso superior aparece una enorme chimenea de piedra sillar con un granarco escarzano y varios ventanales. Rodea la chimenea una terraza. En uno de los muros de la torre del homenaje hay un escudo de lacasa de Arellano, emparentada con los Avellaneda.
Apunte bibliográfico
Trata detalladamente de este castillo Francisco Layna Serrano, en su clásica obra “Castillos de Guadalajara”, y es contemplado en el conjunto de los castillos castellano-manchegos por Antonio Herrera Casado en su obra “Castillos y fortalezas de Castilla-La Mancha”. También es tratado con ampitud en la web “Castillos del Olvido” por Pedro María Vargas Arévalo.